Hola amigos, les voy a comentar lo acontecido en mis salidas de los días 25 y 26 de mayo. El 25 fuimos a Las Flores con amigos cazadores, los cuales han capturado lindas perdices "grandes y chicas".
El sábado 26 fuimos a Lobos con un matrimonio con 2 hijos, cuyo padre quería iniciarlos en la cinegética. Fue bastante complicado llegar al campo, avisado por el dueño del campo, entre por otro lugar del habitual ya que ese camino estaba intransitable y luego debí dar varias vueltas para entrar al mismo, es zona tambera y los caminos están porque ellos deben sacar su producto de cualquier manera.
El viernes había una humedad increíble, las perras totalmente mojadas y los cazadores también, al menos hasta la cintura. Pero a pesar de esto la cacería fue muy buena, tal es así que si bien cazaron hasta las 13.30 porque después comimos el asado y a las 15.30 empezó a lloviznar, por lo que decidimos regresar ya que la cuota estaba mas que cubierta y no tenia sentido correr riesgos. Como particularidad debo mencionar que en lugar de separarse con las perras como yo les había dicho prefirieron trabajar con las 3 juntas para disfrutar del trabajo en conjunto, debo mencionar que están acostumbradas a eso y respetan la marca de la que esta en la emanación sin ningún problema. Yo estoy acostumbrado, pero quien no lo esta se siente muy atraído por eso. Lo importante es que quedaron muy satisfechos, lo cual me alegra enormemente, tal es así que el jueves(si el clima lo permite) hacemos otra salida con uno de ellos.
El sábado hicimos una salida escuela, Leo ( el padre) quería iniciar a sus hijos en la actividad, llevamos a su perro, un setter, que había pasado unos años de inactividad y por las dudas lleve a 2 de mis perras pero no hizo falta ya que el setter aguanto muy bien a pesar de que los campos estaban con bastante agua. A la tarde Leo decidió que su hijo mayor( Ricardo) estaba en condiciones de salir al campo con una escopeta y salieron con el chico (11 años) llevando una 14 (32) provista por mi, como era previsible no pego un tiro y luego se quedaron en una zona arbolada tirando a las cotorras, ahí si que hubo tiros certeros.
Mientras tanto Maxi, el menor, practicaba con un aire comprimido, destrozo una botella plástica de tantos tiros que le puso, cuando emprendimos el regreso los chicos se desmayaron en el asiento, estaban molidos pero contentos y el padre mas contento aun al ver que los hijos disfrutaban una actividad que podían compartir a pesar de la diferencia generacional.
Bien amigos, ya les iré informando de próxima salidas aunque pienso que como se presenta el clima no serán muchas, espero equivocarme pero pinta un invierno muy inestable y húmedo. Un abrazo Osvaldo